Marco conceptual del acompañamiento a la trayectorias escolares

Marco conceptual del acompañamiento a la trayectorias escolares 1

Inclusión, oficio de estudiante y tutorías

En Argentina, la política educativa nacional promueve un concepto de educación que ofrezca oportunidades para su desarrollo y formación integrales de todos los individuos que habiten nuestro suelo, bajo el presupuesto de que esto garantiza el acceso al conocimiento y habilita a la participación de los ciudadanos en el desarrollo de la sociedad. El propósito de universalizar la educación secundaria guarda restricciones de base (estructuras materiales y representacionales), las cuales operan en la práctica de tal modo que la calidad (logro de aprendizajes) y la inclusión educativa (acceso y permanencia) quedan interrelacionadas de un modo paradojal, conformando el nudo de la problemática actual. De algún modo, los mecanismos “selectivos” que caracterizaban a la escuela secundaria fundacional, continúan operando: los establecimientos a los que concurre la población más vulnerable no logran retener a los estudiantes, produciéndose un “efecto colador” (Grupo Viernes, 2008). 

Se presentan entonces “situaciones deficitarias” en relación a capacidades lingüísticas y metacognitivas, producto de experiencias escolares previas de baja calidad, así como fragilidad en el “oficio de estudiante” (Perrenoud, 2006), entendiendo por éste una disposición deficiente de las “reglas del juego” del nivel secundario (trabajar, cumplir tareas y horarios, seguir rutinas) y de la comprensión del “sentido del trabajo escolar”. Una parte de esos estudiantes dejan el sistema escolar sin adquirir los niveles mínimos de conocimientos, ni las capacidades necesarias para la continuación de estudios, la vida ciudadana y el mercado de trabajo. A su vez, estos establecimientos no pueden garantizar a los estudiantes que logran permanecer, las condiciones necesarias para transitar una trayectoria escolar con calidad. 

El desarrollo de procesos inclusivos en la escuela secundaria implica revisar y adaptar prácticas que pueden funcionar como “barreras” (de tipo organizativo, pedagógico o simbólico), creando “culturas inclusivas” basadas en el fomento de la participación de los estudiantes, para que éstos se apropien del aprendizaje de una manera activa (Booth, Ainscow, et. al., 2002). En la variedad de políticas educativas, identificamos a las tutorías de acompañamiento educativo como una estrategia que propone responder a las dificultades que surgen en la construcción de las trayectorias escolares, a partir de la escucha y reconocimiento de los jóvenes como estudiantes y sujetos de derecho. Se trata de construir y sostener un espacio para “ceder la palabra” a los jóvenes, recogiendo sus intereses, preocupaciones y sugerencias en relación a la escuela. La valoración de la palabra de los estudiantes implica colaborar en la construcción de los “andamiajes” necesarios para el desarrollo de autonomía, para que los jóvenes cobren protagonismo en su trayectoria escolar, favoreciendo la creatividad e iniciativa en el nivel de desarrollo potencial, ante los cuales logran resolver por sí solos problemas propios del rol de estudiantes que la escuela les plantea (Satulovsky y Theuler, 2009). 

La estrategia de acompañamiento educativo de Cimientos 

El acompañamiento es el rasgo distintivo de la intervención de Cimientos. Se trata de una instancia enfocada en la trayectoria escolar de cada joven y, como tal, un espacio de apoyo para el desarrollo de una escolaridad exitosa de los estudiantes. Este trabajo (equiparable a los espacios de “tutoría”) se lleva adelante en forma conjunta con la familia y la escuela, y se caracteriza por guiar a los estudiantes en un proceso de reflexión y autoconocimiento promoviendo las habilidades que ponen en juego en su experiencia escolar particular y en los comportamientos propios del “oficio de estudiante”, en un marco de aprendizaje y crecimiento continuos durante su trayectoria en la escuela secundaria. 

El establecimiento de un vínculo con una figura estable encarnada en el “Encargado/a de Acompañamiento” o tutor/a, el trabajo focalizado en la propia trayectoria escolar, el involucramiento de un adulto significativo como la madre u otro responsable adulto en el acompañamiento, el intercambio con pares que viven realidades semejantes, y la propuesta de modelos de identificación positivos resultan piezas fundamentales de la intervención. A través de estas estrategias personalizadas se desarrollan y fortalecen habilidades como la autoestima, la confiabilidad, la organización, la perseverancia, la elaboración de proyectos – las cuales incidirán en el mediano y largo plazo tanto en el desempeño escolar como en sus futuras prácticas laborales y sociales. 

 

Cotidianeidades como concurrir a la escuela, esforzarse en el estudio y tener un buen comportamiento adquieren mayor relevancia en la vida de los jóvenes; la asistencia a los encuentro de acompañamiento y el compromiso con las metas que ellos mismos se proponen son una nueva responsabilidad que asumen. En los encuentros de acompañamiento educativo se otorga a “lo escolar” un espacio especial para ser pensado, reflexionado, asumido y disfrutado. En ellos se reflexiona sobre el desempeño escolar del estudiante, estimulándolo y brindándole herramientas para sus estudios. En cada reunión se conversa sobre la asistencia a clase, la conducta, las evaluaciones, las dificultades en las materias, la relación con sus compañeros y docentes, los logros obtenidos y los aprendizajes adquiridos. En dichos espacios los chicos pueden (en presencia de otros que desean su crecimiento y lo acompañan para lograrlo) celebrar aciertos, reconocer errores, plantearse metas y proyectar un futuro, construyendo su proyecto de vida. 

Resulta clave el apoyo desde el espacio de acompañamiento ante situaciones complejas y de riesgo como embarazos, maternidad o paternidad, consumo problemático de sustancias, violencia familiar y entre pares, y el asesoramiento sobre la derivación a los centros especializados de acuerdo a la problemática a abordar.

Bibliografía

Booth, T., Ainscow, M. et. al. (2002). Índice de inclusión. Desarrollando el aprendizaje y la participación en las escuelas. CSIE-UNESCO. Bristol.

Grupo Viernes (Tiramonti, G. et al.) (2009). “Una experiencia y cambio en el formato de la escuela media: Las escuelas de reingreso de la ciudad de Buenos Aires”. En Propuesta Educativa, N.º 30. FLACSO. Buenos Aires.

Perrenaud, Phillipe (1999). Construir competencias desde la escuela, Santiago: Dolmen.

Satulovsky, S. y Theuler, S. (2009). Tutorías: un modelo para armar y desarmar. La tutoría en los primeros años de la escuela secundaria. Noveduc Ediciones. Buenos Aires.

Tyler, Ralph (1970). Principios básicos del currículo. Buenos Aires: Troquel.

Viel Patricia (2009). Gestión de la tutoría escolar. Proyectos y recursos para la escuela secundaria. Noveduc Ediciones. Buenos Aires.

1 En base a Cimientos (2020). Manual de acompañamiento a las trayectorias escolares. Publicación digital.